La imagen del combatiente
Creator: Coscolla, Felipe (1880-1940)
Source:
Image title: El Héroe
Museu Nacional d’Art de Catalunya, procedente de la «Exposición Trimestral de Artes Plásticas» de Barcelona, 1938. Foto: Museu Nacional d’Art de Catalunya, Barcelona, 2025; © El autor o sus herederos
Date Created: 1937
Type: Sculpture
Extent: 1 item
41.38258, 2.17707
Quienes se batían en la Guerra Civil fueron profusamente representados en las creaciones artísticas bélicas, siendo la imagen del combatiente como héroe de guerra la más extendida. Habitualmente, se presentaba a los soldados con una complexión fornida o atlética para soportar las exigencias físicas de la batalla e inspirar al mismo tiempo mayor seguridad en la lucha por la victoria. Un rasgo común en muchas imágenes de combatientes fue la desnudez como atributo de valentía: el torso desnudo que deja ver la musculatura y la pose en tensión evocaban al héroe clásico, convenientemente actualizado para la moderna epopeya de la guerra.
Esta escultura de Felipe Coscolla titulada precisamente El héroe, es un magnífico ejemplo de ello. Además, el arte concedió a los combatientes una envidiable moral evocando la templanza necesaria para resistir la presión y una entrega incondicional a la causa por la que asumían su papel con todas las consecuencias. Como si se tratara de una contraprestación por el sacrificio que realizaban, las imágenes de combatientes trataban de transmitirles una profunda estima y admiración.
Gracias al detalle de los uniformes es posible identificar a los distintos soldados implicados en la guerra: los del Ejército regular, milicianos, guardias civiles, falangistas, requetés, miembros del cuerpo marroquí o de las Brigadas Internacionales. Quizás sean las de milicianos las representaciones más populares, llegando a protagonizar un sinfín de creaciones desde el comienzo de la guerra, tantas veces referida como revolución desde los sectores de la izquierda política, con especial énfasis en la imagen de la miliciana que fue empleada como un símbolo de lucha antifascista.
Pero no todo en las imágenes de soldados emulaba heroicidad y épica. Los combatientes también desempeñaron tareas menos gloriosas como las de su día a día que fueron capturadas por artistas, algunos encargados de acompañar y retratar a las tropas o movilizados ellos mismos, por lo que fueron testigos directos de esta cotidianeidad: el descanso, el rancho, el aseo, el esparcimiento, las largas horas de espera… Escenas reales que muestran el lado humano de los combatientes y de las que trasluce cierta melancolía. Al fin y al cabo, no todos fueron voluntarios y una vez superados los primeros instantes de fervor patriótico los soldados se veían obligados a luchar.
Por supuesto, junto a las representaciones de combatientes tipo donde no importa la identidad de las figuras sino su pertenencia a un colectivo y su papel en el desarrollo de la contienda hubo también retratos de carácter más íntimo, por ejemplo, los que capturaban a compañeros de batallón, o algún autorretrato. Por descontado, hallamos igualmente retratos, oficiales o no, de combatientes célebres y de líderes: Franco, Miaja, José Antonio, Durruti, etc.
IEG






