Nikos Kazantzákis y España
El 2 de octubre de 1936, el importante periódico monárquico Kathimerini anunció el envío de Nikos Kazantzakis a España como corresponsal de guerra. Este era el tercer viaje del autor griego al país, tras las visitas de 1926 y 1932-1933. El primero de un total de 45 despachos se publicó el 24 de noviembre de 1936 y el último el 17 de enero de 1937.
Aunque Kazantzakis prometió imparcialidad en sus escritos, no fue así. Desde el principio, mostró una actitud negativa hacia los republicanos y no ocultó su simpatía por los rebeldes. En una ocasión, elogió abiertamente a Franco y a su España nacionalista, comparando implícita pero claramente el asedio del Alcázar de Toledo con el asedio de Mesolongi por los otomanos en 1825-1826, durante la Guerra de la Independencia griega. Al mismo tiempo, criticó a la República “por traer anarquía y disolución” y subrayó la violencia republicana mientras ocultaba la violencia de los nacionalistas.
Posteriormente, al publicar sus despachos en un volumen, también traducido al español, inglés, francés, turco y coreano, intentó salvar la credibilidad de sus escritos embelleciendo o eliminando varios pasajes manifiestamente sesgados. Los despachos de Kazantzakis eran crónicas literarias más que periodismo, ya que carecían de noticias y comentarios de primera mano o de un análisis equilibrado de las fuerzas opuestas. Además, si bien ofrecía abundante información sobre la cultura española, a menudo estaba fuera de contexto. En general, sus escritos carecían de análisis político, ya que Kazantzakis subestimaba el papel de los factores políticos y económicos y buscaba las causas del conflicto «en la violencia inherente a la raza española».
Debido a su angustia existencialista y metafísica de la época, Kazantzakis tradujo a García Lorca al griego y presentó la poesía española contemporánea al público griego. Sin embargo, políticamente irracional, en su tercer viaje a España se mantuvo firme en sus inclinaciones políticas. Ahora elogió a Franco, como antes había elogiado a Lenin, a Miguel Primo de Rivera y a los «modelos nietzscheanos» de Hitler y Mussolini.
Sus despachos se ajustaban a la coyuntura política imperante en Grecia. Mucho antes del estallido de la Guerra Civil Española y el establecimiento de la dictadura de Metaxas (4 de agosto de 1936), los dos principales periódicos griegos —el liberal/republicano Eleftheron Vima y el conservador/monárquico Kathimerini— advertían del peligro de que una deriva revolucionaria de izquierdas, similar a la española, se produjera también en Grecia. Posteriormente, durante la Guerra Civil, la prensa griega publicó con frecuencia titulares sobre los excesos y la violencia de los republicanos, tal como lo exigía la censura y la propaganda del régimen de Metaxas.
DF






