El comercio griego de armas en España
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La necesidad de Grecia de reconstruir sus reservas de divisas y las características del conflicto llevaron al gobierno de Metaxas a explotar al máximo el potencial económico de la Guerra Civil española. La figura clave en este proceso fue Prodromos Bodosakis-Athanasiadis, propietario de la Compañía Griega de Pólvora y Cartuchos (GPCC).
Bodosakis, que aparece aquí a la derecha, junto al dictador Ioannis Metaxas, fue el traficante de armas más importante del Mediterráneo Oriental, un actor clave en el comercio internacional de armas y una figura crucial en la vida económica y política de Grecia. Los intereses mutuos de Metaxas y Bodosakis son vitales para comprender la magnitud de las operaciones de este último y la complicidad del Estado griego, que permitió a la GPCC enviar grandes cantidades de material bélico a España.
El GPCC comenzó a abastecer al gobierno republicano poco después del estallido de las hostilidades. El primer pedido de 5 millones de cartuchos se realizó a mediados de septiembre de 1936. Los republicanos pagaron el valor total de los suministros de Bodosakis inmediatamente y en divisas, mientras que las materias primas y la maquinaria importadas por Bodosakis desde Alemania se pagaron al 50 % en divisas y al 50 % a través del acuerdo de compensación comercial existente entre Grecia y Alemania. En 1937, con la llegada de más pedidos, el GPCC alcanzó una producción diaria de 1.000.000 de cartuchos, que pronto aumentó a 2.000.000. La plantilla de la empresa aumentó de 600 trabajadores en 1936 a 10.000 en 1937. Además, Bodosakis convenció al gobierno griego para que vendiera a los españoles material bélico obsoleto procedente de los depósitos del ejército griego y utilizara las ganancias para comprar equipo moderno para el ejército griego.
Cargamentos de material bélico producidos o comprados por él se embarcaban en barcos griegos en el puerto de El Pireo, con destino, en teoría, a México, país cuyos consulados se empleaban en proporcionar documentación falsa. Una vez que los barcos cargaban en El Pireo, fondeaban en alguna isla remota del Egeo, donde cambiaban de nombre y navegaban hacia el oeste por el estrecho de Messina, en Italia. Los italianos, los alemanes y Franco estaban al tanto de esos cargamentos y protestaron vehementemente ante Atenas, aunque en vano.
La mayor parte del material bélico que Bodosakis envió a España estaba destinado a la República. Sin embargo, en ocasiones también ayudó a los franquistas vendiéndoles información sobre las rutas de los barcos griegos que transportaban armas para sus oponentes. Probablemente por esta razón, en octubre de 1937, el gobierno griego recibió la suma de 600.000 libras esterlinas de Franco.
Las relaciones entre el gobierno griego y el franquista no mejoraron hasta febrero de 1939, como resultado de los acontecimientos militares en España. Para entonces, era evidente que la República había perdido la guerra. Ya a finales de 1938, ante la disminución de los pedidos republicanos, Bodosakis centró su atención en la guerra entre China y Japón con el fin de abastecer a los chinos.
TDS






