Jesús Álamo
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Soy Jesús Álamo. Estoy cerca de los setenta años y el interés por la guerra civil me vino más por afición a la historia y por mi afiliación política, que por lo que me contara mi padre, Manuel Álamo Vicente sobre ella.
Su memoria me ha empujado a aportar esta documentación que espero contribuya a la difusión del conocimiento de nuestra historia que hace el museo y a honrar a aquellos que sufrieron una guerra tan cruel como la nuestra. Les felicito por su iniciativa.
Mi padre no era muy dado a hablar de la guerra. Sin estar afiliado a partido alguno, siempre se consideró socialista.
Hizo el servicio militar en Valencia (1934/1935) y en 1936 le reclutaron para ir al frente a defender a la República. En 1937 le hicieron cabo y defendió el frente de Madrid como acredita la Cédula militar de identificación del Ejército Popular. En ella se puede ver el idealismo de la época con las arengas al combatiente y al camarada soldado.
Combatió en el Lago de la Casa de Campo, y en los alrededores del Puente de los Franceses, muy cerca de la Ciudad Universitaria, emblemática por lo que supuso para la defensa de Madrid. Se cuenta de alguna manera en la canción que acompaño, de creación espontánea y de la que no hay registro sonoro alguno. Mi padre me la cantó rondando los 85 años.
“Una noche muy oscura y temerosa la sección de fusileros se marchó
cargaditos de fusil y correaje al puente de la Florida en camión.
Llegaron a casa de Mingo [un restaurante que todavía existe]donde estaba el Batallón
donde a los pocos momentos un combate se lió.
Como estaba la noche tan negra las bombas de mano nos iluminó
y el primer batallón va al ataque cantando orgulloso su linda canción:
Alemanes sois más brutos que grandes
y al uniros con los italianos compartís los males
porque a Franco los rojos leales desbaratan sus planes
y a Queipo el cañí y a Franco el mamón,
les van a hacer la autopsia todos los sanitarios de este Batallón”.
Y en ese trasiego, en 1938 fue herido en el codo del brazo derecho por metralla de mortero y se le declaró la inutilidad del mismo. Por ello, con el tiempo, recibió una pequeña pensión hasta su muerte, en 2004.
En agosto de aquel año aprovechó para casarse con mi madre por lo civil, pero al acabar la guerra y tras tener a su primera hija, para que se la reconociera como legítima, tuvieron que casarse de nuevo, esta vez por la iglesia.
Las fotografías, curiosamente, están todas sobre cartulina de tarjeta postal, lo que da idea de la costumbre de hacérselas para enviarlas a las novias. En la que está solo de soldado debía de ser del Servicio Militar (1934 ó 1935). En la que está informal (1937/1938) con otro soldado a su izquierda, por detrás pone “para que la entreguen a Blasa” mi madre. En la de estudio, que están los tres posando, el de la izquierda es Manuel (1937).






