Crónicas gráficas de guerra

Los progresos técnicos que había experimentado el proceso fotográfico posibilitaron que durante la Guerra Civil la fotografía se convirtiese en el medio documental por antonomasia. Sin embargo, las artes plásticas también alcanzaron una notable importancia en la labor de registrar la realidad de aquellos años. El dibujo fue la expresión más adecuada para ello gracias a su portabilidad y a la facilidad de ejecución incluso en circunstancias adversas, requiriendo tan solo papel y lápiz en los casos más básicos. 

El creciente interés por mostrar los acontecimientos en torno al conflicto bélico derivó en encargos a artistas para realizar composiciones que, además, pudieran ser difundidas por medio de publicaciones o de la prensa. Ese fue el caso de los centenares de dibujos que firmó el boliviano Arturo Reque Meruvia, muchos de ellos publicados en la revista falangista Fotos. Semanario gráfico de reportajes. La sección de la revista “Apuntes de la gesta” se ilustraba con las creaciones de este dibujante, convertido en un auténtico reportero bélico con experiencia previa en la Guerra del Chaco (1932-1935). 

Los dibujos están protagonizados en su práctica totalidad por hombres del ejército franquista. Kemer (seudónimo con el que solía firmar muchos dibujos) presentaba una imagen sin filtrar del combate y los soldados, retratando la realidad de forma directa y literal, alejada de retóricas grandilocuentes. Los originales conservados en el Archivo General Militar de Ávila están fechados y localizados geográficamente, de modo que permiten reconstruir una parte de la actividad militar rebelde además de visualizar ciertos aspectos, como detalles de los uniformes o de las armas que emplearon. Sus creaciones conforman, en definitiva, una exhaustiva crónica gráfica de guerra que le valió el reconocimiento en los círculos franquistas y más allá de nuestras fronteras, llegando a aparecer sus obras en otras publicaciones de Falange Española y en la británica The Illustrated London News. 

Desde las filas contrarias, aunque con un sentido más íntimo y personal, el artista Juan D’Opazo llevó a cabo más de un centenar de dibujos como soldado del ejército republicano. También esas creaciones en las que plasmó sus vivencias casi a modo de diario visual han de considerarse crónicas gráficas de guerra, pues ofrecen una visión ajustada de la vida en el frente. Algunas de sus composiciones se publicaron en Estímulo. Portavoz de la Artillería del IV Cuerpo de Ejército, regimiento al que pertenecía el artista.

Como ellos, otros muchos artistas se entregaron con su particular talento a la realización de bocetos y la toma de apuntes para capturar los hechos, ya fuera por encargo o por voluntad propia. Sus creaciones registraron una realidad insólita, adquiriendo un estimable valor documental que se añade al ya de por sí meritorio valor artístico.

IEG