Pintar la masacre de Badajoz
Creator: Martí Bas, Joaquim (1910-1966)
Source:
Image titl: Fusilamientos en la plaza de toros de Badajoz
Museu Nacional d’Art de Catalunya, procedente de la «Exposición de Primavera» de Barcelona, 1937. Foto: Museu Nacional d’Art de Catalunya, Barcelona, 2025; © El autor o sus herederos
Date Created: 1937
Type: Painting
Extent: 1 item
41.38258, 2.17707
El 13 de agosto de 1936 las tropas sublevadas, con la columna de Madrid liderada por el teniente coronel Yagüe al frente, comenzaron el ataque a la ciudad extremeña de Badajoz en su avance a la capital desde el sur del país. La toma de la ciudad fue extremadamente violenta, desatándose una brutal represión sobre la población. La plaza de toros se convirtió en escenario de la conocida como masacre de Badajoz, donde alrededor de dos millares de personas fueron acribilladas indiscriminadamente entre el 14 y el 15 de agosto. Algunas crónicas periodísticas dieron a conocer al mundo los hechos, que se transformaron en un controvertido episodio narrado desde perspectivas opuestas. Las investigaciones de varios estudiosos han ido arrojando luz sobre esta matanza, aunque no se han determinado aún las cifras exactas de defunciones.
Desde la España leal, la masacre de Badajoz fue denunciada y utilizada como ejemplo de la violencia exacerbada que practicaban algunas columnas rebeldes en sus ofensivas. El suceso protagonizó creaciones artísticas tan notables como esta pintura de Joaquim Martí Bas, titulada Fusilamientos en la plaza de toros de Badajoz y presentada en la Exposición de Primavera de 1937, en Barcelona. El autor era un destacado miembro del Sindicato de Dibujantes Profesionales de Cataluña, más prolífico en el ámbito de la ilustración y del cartel que en el de la pintura, y demostró una gran ambición artística con su elección.
El argumento y la composición de la obra recuerdan casi inevitablemente a los fusilamientos del 3 de mayo de 1808 pintados por Goya, un artista modélico para los creadores durante la Guerra Civil. Como en el cuadro del pintor aragonés, víctimas y verdugos están representados a izquierda y derecha de forma anónima, pero se identifican como colectivo. En este caso, son tipos ideológicamente antagónicos: hombres y mujeres de izquierdas muriendo en el ruedo, caracterizados con estrellas comunistas, monos de trabajo y puños en alto, en contraposición a legionarios, guardias civiles, requetés y hombres de la Iglesia apostados en las gradas. El contraste es más crudo si atendemos a sus actitudes, pues mientras las víctimas de la arena profieren gritos y lamentos, los verdugos se muestran impasibles.
Las grandes dimensiones de la tela (supera los dos metros de alto y los tres metros de ancho) denotan la importancia que Martí Bas concedió a semejante tragedia, teniendo en cuenta que tradicionalmente los grandes formatos solían dedicarse a asuntos de primera categoría. La obra fue, además, una de las escasas piezas del certamen de tema bélico y, aunque no convenció a todos de su calidad artística —un crítico la tildó de “caricatura ridícula” por no ver en ella ni un ápice del realismo goyesco—, el gobierno catalán y el Ayuntamiento de Barcelona decidieron su adquisición, incorporándose a la colección del actual Museu Nacional d’Art de Catalunya.
IEG






