Suiza

Aunque los industriales suizos tenían importantes intereses económicos allí y desde 1931 los industriales y aristócratas españoles habían depositado cantidades considerables en bancos suizos, en 1936 España era una preocupación estratégica secundaria para la Confederación Suiza.

Sin embargo, las tensiones internacionales generadas por el estallido de la Guerra Civil llevaron a España al centro de las preocupaciones del Gobierno suizo. El Consejo Federal adoptó la política singular de negarse a participar en el Comité de No Intervención. De esta manera, afirmó la “completa neutralidad” del país respecto de la Sociedad de Naciones, manteniendo al mismo tiempo una posición autónoma respecto del bloque franco-británico. Estas iniciativas diplomáticas fueron paralelas a una política de vínculos con los generales rebeldes. Preocupadas por mantener una actitud benevolente hacia Berlín y Roma, las autoridades suizas tomaron medidas severas contra los voluntarios suizos y ejercieron un estricto control sobre las manifestaciones pro-republicanas.

En este contexto, la asistencia humanitaria fue la única expresión de solidaridad con la República que el Gobierno toleró. En este contexto, a principios de 1937, un grupo de importantes organizaciones benéficas se agruparon en el Comité Neutral de Ayuda a la Infancia Española, conocido generalmente como Ai Suizo, que desempeñaría un importante papel humanitario. Por el contrario, el Comité Internacional de la Cruz Roja optó por ajustar su presencia en España a la de las instituciones más cercanas a la política gubernamental.

Suiza reconoció oficialmente al Gobierno de Franco el 14 de enero de 1939, uno de los primeros estados democráticos en dar este paso. Esta decisión estuvo en consonancia con su actitud favorable hacia los rebeldes, así como con su deseo de tener un papel privilegiado en la reconstrucción de la “Nueva España”.