Cartilla de reclutamiento

La sangría de hombres que supusieron las grandes batallas de la Guerra Civil se dejó sentir sobre todo en el bando republicano, que perdía más soldados que los sublevados y además más población de donde reclutarlos. Por este motivo, las quintas que la República se vio obligada a movilizar fueron cada vez de hombres más jóvenes y mayores. Este documento de incorporación al Ejército Popular está fechado el 16 de septiembre de 1938. Cuatro días antes, el 12 de septiembre, se llamó a filas a los reemplazos de 1923 y 1924, así como a los de 1919, 1920 y 1921 para labores de fortificación. La moral y el ímpetu combativo de estos reclutas maduros eran escasas. La mayoría tenían familia a su cargo y estaban poco dispuestos a morir en el frente. La desesperada situación de la República se observa también en la obligación de ir equipado con “plato, cuchara, manta y zapatos”, lo que indica que las autoridades no podían garantizar este equipamiento básico a los nuevos reclutas. Es llamativo, en particular, que se especifique la necesidad de presentarse con zapatos, lo cual quizá fuera para evitar que los hombres llegaran en sandalias o alpargatas, quizá con la esperanza de recibir mejor calzado en el cuartel.

El documento lo emitió el consejo municipal de Algemesí, una localidad a 30 kilómetros al sur de la ciudad de Valencia, capital republicana entre noviembre de 1936 y octubre de 1937. Los consejos municipales fueron la manera en que el gobierno de Largo Caballero reconstruyó el poder local a partir de 1937. A través de los consejos se pretendía acabar con el poder de los comités revolucionarios y recuperar las competencias para las instituciones oficiales, al tiempo que se repartían cargos entre las distintas organizaciones que formaban parte del bando republicano.