Objetos de higiene personal

Este conjunto de objetos de higiene personal, compuesto por peine-lendrera, cepillo de dientes y pasta de dientes, apareció en un refugio de tropa republicano (lo que los soldados llamaban “chabola”) en Mediana de Aragón (Zaragoza). El aseo personal era una de las grandes obsesiones de los soldados en el frente. En primera línea resultaba muy difícil mantenerse limpio: no era posible ducharse, el agua escaseaba casi siempre y no había espacios adecuados para lavarse. La falta de higiene era un castigo añadido a la vida en las trincheras: al mal olor corporal se unían los picores que producían las pulgas, los piojos y los ácaros y que constituían una auténtica pesadilla. No existe testimonio de veterano que no incluya una mención a los parásitos, que además de ser una fuente de molestias lo eran también de enfermedades, como el tifus exantemático y la sarna. Los soldados de uno y otro bando hicieron todo lo posible para mantenerse limpios y esos esfuerzos se observan en las trincheras: en ellas aparecen con frecuencia frascos de colonia, peines, lendreras, cepillos de dientes, bacines para el afeitado y espejos. El brigadista norteamericano Alvah Bessie habla de los jóvenes reclutas republicanos siempre pertrechados de espejos, “jabón maloliente”, polvos de talco y “las inevitables botellas de colonia, sin las cuales el soldado español, incluso en las trincheras de primera línea, se siente incapaz de enfrentarse al enemigo”. La obsesión por la limpieza no era solo cuestión de higiene y salud, también lo era de integridad psicológica. El aseo y el cuidado de la persona es fundamental en el mantenimiento del yo, más en condiciones extremas, como son las de una guerra o un campo de concentración.

En el caso de Mediana de Aragón, donde aparecieron los objetos que nos ocupan, las fortificaciones se encontraban en una zona inhóspita, extremadamente seca y alejada de los núcleos de población. Los soldados vivían en grutas excavadas en los cerros de yeso y pasarían el día cubiertos de polvo. Las opciones de lavarse, en esta región sin fuentes ni ríos, eran escasas. Además de los objetos que se muestran en la foto, se recogieron en la misma chabola trozos de espejo y una bacía de loza usada para lavarse y afeitarse. La estructura era la más grande del sector y posiblemente perteneció a los oficiales y suboficiales al mando.
La Guerra Civil hizo mucho por generalizar hábitos higiénicos entre las capas populares, al igual que sucedió en otros países con las guerras mundiales.